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TLP Trastorno límite de la personalidad

Es un trastorno de salud mental en el cual la persona tiene un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, en el afecto y en la autoimagen, y todo ello acompañado de un escaso control de impulsos

El trastorno límite de personalidad (TLP) está incluido en los manuales diagnósticos como Trastorno de Personalidad, que se diagnostica cuando ciertos rasgos de personalidad se muestran extremos y rígidos, y se manifiestan a través de comportamientos que resultan perjudiciales para ellos mismos o para terceros.

El TLP es un diagnóstico complejo, se caracteriza por inestabilidad afectiva, por comportamientos impulsivos, por presentar unas relaciones interpersonales extremas que pasan fácilmente de la idealización del otro a la devaluación, por expresar sentimientos de vacío, y con frecuencia presentar conductas de riesgo para sí mismo, autolesiones e intentos suicidas.

El TLP tiene una gran variedad en el grado de intensidad de los síntomas y de tipología clínica, pero el factor común más significativo es el gran nivel de sufrimiento que suelen padecer y expresar estas personas.

Aunque es difícil obtener datos concluyentes por la complejidad del proceso diagnóstico del trastorno, el TLP parece afectar en torno al 1% de la población general adulta. En general, el TLP se asocia preferentemente a personas jóvenes, de cualquier clase social, que viven en ciudades y no tienen pareja. En cuanto a la distribución por sexo, en la población que está en tratamiento hay más mujeres, el doble y a veces el triple, que hombres, pero los últimos estudios ponen en cuestión que sea así también en la población general.

Causas y factores de riesgo:
La causa del trastorno límite de la personalidad se desconoce exactamente, pero hay distintas teorías explicativas y están identificados los factores de riesgo presentes en el TLP. Y se pueden agrupar en tres categorías:

Factores psicológicos-ambientales
Vivencias traumáticas en la infancia; comunicación emocional y regulación emocional inadecuada en la primera infancia; actitudes extremas en la educación (negligencia, sobreprotección, rigidez o benevolencia extrema,..); invalidación emocional (la comunicación de experiencias privadas emocionales son ignoradas, castigadas o minimizadas); adopción, abandono y/o pérdida paterna a edad temprana, desestructuración familiar,y en general un apego inseguro.

Factores biológicos-genéticos
Vulnerabilidad genética (heredabilidad del trastorno); alteración de los neurotransmisores; disfunción neurobiológica.
Factores socioculturales
Existen factores sociales asociados a un incremento de esta patología: La crisis de modelos parentales seguros, con un cierto desprestigio de las funciones y roles parentales; las crisis de valores éticos y culturales que favorecen los déficit de identidades personales, familiares, sociales e ideológicas.

Síntomas
Un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:

  1. Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado.
  2. Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación.
  3. Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable.
  4. Impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo (p. ej., gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida).
  5. Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación.
  6. Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej., episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días)
  7. Sentimientos crónicos de vacío.
  8. Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. ej., muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
  9. Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.

El trastorno límite de personalidad se diagnostica sobre la base de una evaluación psicológica que valora los antecedentes y gravedad de los síntomas, y siempre con un análisis a lo largo del tiempo.

Tratamiento
Las intervenciones psicoterapéuticas en grupo, de familia e individuales, así como otras intervenciones para la recuperación pueden tratar eficazmente este tipo de trastorno desde los servicios comunitarios de salud mental. En caso de presentarse intentos de suicidio graves o conductas de riesgo muy graves para sí mismo o su entorno, se suele proceder al ingreso muy corto en la unidad de hospitalización de salud mental. Los medicamentos tienen un papel menor en el tratamiento de este trastorno, pero en la mayoría de los casos pueden mejorar claramente el estado de ánimo y la impulsividad principalmente, y también puede tener una repercusión positiva en otros trastornos que se pueden presentar.

Expectativas
Las perspectivas del tratamiento dependen de la gravedad de la afección y de si la persona est&a acute; dispuesta a aceptar ayuda, pero con un tratamiento multidisciplinar a largo plazo, la persona puede mejorar gradualmente. Las últimas investigaciones presentan datos muy satisfactorios y alentadores con tratamientos psicoterapéuticos intensivos.

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