Es normal que los niños tengan miedo a veces. El miedo es una emoción que puede ayudar a los niños a ser cautos. Lo nuevo, lo grande, lo ruidoso o lo distinto pueden dar miedo al principio
Las cosas que asustan a los niños van cambiando a medida que ellos van creciendo. Algunos miedos son frecuentes y normales a determinadas edades.
Los bebés sienten ansiedad ante los desconocidos. Cuando los bebés tienen entre 8 y 9 meses de edad, son capaces de reconocer los rostros de las personas con quienes conviven. Por eso, las caras nuevas les pueden provocar miedo, incluso la de una nueva niñera o la de un pariente. Pueden llorar o aferrarse a uno de sus padres para sentirse seguros.
Los bebés mayores y los niños de hasta 3 años de edad sienten ansiedad de separación. En algún momento entre los 10 meses y los 2 años, muchos bebés empiezan a sentir miedo cuando se tienen que separar de unos de sus padres. No quieren que sus padres los dejen en la guardería o solos en la cama a la hora de dormir. Pueden llorar, aferrarse a sus padres o tratar de mantenerse cerca de ellos.
A los niños pequeños les asustan cosas “irreales”. Los niños de 4 a 6 años usan la imaginación y saben simular cosas o fingir. Pero no siempre son capaces de distinguir lo real de lo que no lo es. A ellos, los aterradores monstruos que se imaginan les parecen reales. Tienen miedo de lo que pueda haber debajo de la cama o dentro del armario. Muchos niños tienen miedo de la oscuridad y de la hora de ir a la cama. Algunos temen tener sueños aterradores o pesadillas. Los niños pequeños también se pueden asustar ante los ruidos fuertes, como los de los truenos o de los fuegos artificiales.
Los niños mayores tienen miedo de los peligros de la vida real. Cuando los niños tienen 7 años o más, los monstruos que hay debajo de la cama ya no los asustan (mucho) porque saben que no son reales. A esta edad, algunos niños empiezan a tener miedo de las cosas que les podrían ocurrir en la vida real. Tal vez teman que haya una “hombre malo” en su casa. Tal vez tengan miedo de las catástrofes naturales de las que oyen hablar. Es posible que les asuste que les hagan daño o que una persona querida pueda morir. Los niños en edad escolar también se pueden poner ansiosos por un trabajo escolar que tiene que presentar, las notas o la necesidad de encajar en su grupo de amigos.
Los preadolescentes y los adolescentes pueden tener miedos sociales. Su aspecto físico o el hecho de encajar en su grupo de pertenencia les puede generar ansiedad. Y también se pueden poner ansiosos o tener miedo antes de entregar un trabajo escolar, cambiar de escuela, hacer un examen importante o jugar un partido especial.
Cuando su hijo tenga miedo, puede ayudarlo haciendo lo siguiente:
- Tranquilice a su bebé o a su hijo pequeño diciéndole: “Todo está bien. Estás seguro. Yo estoy aquí, a tu lado”. Hágale saber que usted está ahí para protegerlo. Abrácelo y dígale palabras tranquilizadoras para ayudarle a sentirse seguro.
- A medida que su hijo crezca, hable con él y escúchele. Esté tranquilo y transmítale tranquilidad. Ayude a su hijo a poner sus sentimientos en palabras. Ayude a su hijo a probar cosas nuevas.
- Ayude a su bebé a acostumbrarse a una persona nueva mientras usted lo abraza y le permite sentirse seguro. En muy poco tiempo, esa nueva persona dejará de parecerle un desconocido.
- Deje que su hijo de 1 a 3 años de edad se separe de usted durante breves períodos de tiempo al principio. Cuando usted necesite separarse de él, dígale que volverá, dele un abrazo, sonríale y márchese. Deje que su hijo aprenda que usted siempre vuelve.
Si su hijo pequeño tiene miedo de la oscuridad, desarrollen una rutina tranquilizadora para la hora de irse a dormir. Léale o cántele. Deje que su hijo se sienta seguro y querido.
Ayude a su hijo a afrontar sus miedos poco a poco. Por ejemplo, comprueben los dos juntos que no hay monstruos debajo de su cama. Con su presencia y su apoyo, deje que su hijo vea por sí mismo que no hay nada que temer. Ayúdelo a sentirse valiente.
Limite las imágenes, la películas y los programas infantiles que asustan. Estas cosas solo alimentan sus miedos.
Ayude a los niños y a los adolescentes a aprender a prepararse para los desafíos, como los exámenes o los trabajos escolares. Haga saber a su hijo que cree en él.
La mayoría de los niños saben afrontar sus miedos normales con la ayuda y el apoyo de sus padres. A medida que van creciendo, van superando los miedos que tenían cuando eran más pequeños.
A algunos niños les cuesta más y necesitan más ayuda para vencer sus miedos. Si los miedos son muy intensos y/o impiden que un niño lleve una vida normal, podrían ser un indicador un trastorno de ansiedad.
Hable con su médico si los miedos de su hijo:
- parecen demasiado intensos o prosiguen más allá de la edad habitual
- hacen que esté muy angustiado o que tenga rabietas o berrinches
impiden que su hijo lleve una vida normal, como ir a la escuela, dormir solo o estar separado de sus padres
le provocan síntomas físicos (como dolor de estómago, dolor de cabeza o ritmo cardíaco acelerado) o si su hijo nota que le falta el aire, se marea o tiene náuseas.
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