La obesidad ha llegado a ser considerada como una epidemia. Los índices de sobrepeso lejos de bajar aumentan, o a lo mucho se estancan
Entre las principales razones podemos mencionar la dieta y un estilo de vida sedentario. Además, más allá de la estética, la acumulación de grasa es un gran factor de riesgo para varias enfermedades peligrosas, tales como diabetes y enfermedades cardiovasculares. Por si fuera poco, algunos trabajos han encontrado algunas relaciones entre la obesidad y daños al cerebro. Con el antecedente, la doctora Ilona Dekkers, de la Universidad de Leiden, en Holanda, realizó un estudio para comprender las orígenes de este daño.
Obesidad y materia gris
El cerebro cumple varias tareas, desde interpretar estímulos, hasta dar instrucciones a otras partes del cuerpo, por ello, es normal que se trate de un órgano tan complejo. Algunas de las funciones son el auto control y decidir qué es agradable y qué no lo es. A pesar de tener zonas especializadas, es normal que muchas actividades requieran del uso de distintas regiones del cerebro.
Una de las formas de distinguir las zonas del cerebro es haciendo la diferencia entre sustancia (o materia) gris y sustancia blanca. En la primera se encuentran la mayoría de las neuronas, mientras que en la sustancia blanca, tenemos las fibras nerviosas (fibras que permiten la comunicación entre neuronas). Debido a esto, la materia gris tiene un papel importante en las emociones, toma de decisiones y auto control.
Después de que se publicaran estudios donde se reporta la perdida de materia gris en gente con obesidad, la doctora Dekkers se interesó en comprender cómo ocurría este fenómeno.
¿Cómo afecta la obesidad?
Una de las primeras cosas que notaron en los estudios, es que la obesidad afecta de forma diferente a mujeres y a hombres. Si bien en ambos se encontraron cambios en la materia blanca y una disminución en la materia gris, ésta última es afectada de forma distinta. En mujeres, los estudios indican una disminución de sustancia gris en zonas encargadas del movimiento voluntario. Por otro lado, además de sufrir el mismo problema con las zonas encargadas del movimiento, también se encontró algunas zonas relacionadas con el placer eran afectadas.
Para empezar a comprender mejor cómo sucedía todo, la investigadora Dekker recurrió a los datos del biobanco de Reino Unido (UK Biobank). Con ello, la académica accedió a una vasta colección de imágenes por resonancia magnética (MRI). Tras verificar los datos, Ilona encontró que efectivamente, la materia gris disminuía conforme el índice de masa corporal aumenta.
Tras corroborar los hechos, la investigadora comenta que la inflamación podría ser el responsable. La doctora Ilona sostiene su sospecha argumentando que en gente con obesidad es común encontrar biomarcadores de inflamación, además de la evidencia relativa a daños neuronales por una dieta rica en grasas.
Si bien, la explicación tiene sentido al considerar las personas obesas suelen presentar inflamación en algunos órganos, la misma doctora reconoce que aún es una posible explicación y que hace falta más trabajo al respecto.
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