Tu bienestar psicológico puede mejorar notablemente con estos sencillos consejos
Durante muchos años, se había considerado el concepto de salud como la ausencia de enfermedad. Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS), a mitad del siglo XX, la definió no solamente como la no presencia de enfermedades, sino como un estado holístico de bienestar en el que se incluyen: bienestar físico, social y mental.
El benestar mental incluye el bienestar emocional, que consiste en la capacidad de manejar las emociones. Esto no quiere decir que se deban reprimir éstas, sino todo lo contrario. Reconocerlas y aceptarlas, y sentirse cómodo cuando se manifiestan las emociones desagradables, es sinónimo de equilibrio emocional.
Quererse a uno mismo, mostrarse flexibles ante el cambio, y resolver los conflictos y las tensiones con los demás, nos ayudan a mantener el equilibrio emocional y a disfrutar de la vida plenamente.
En el mundo en que vivimos, mantener el equilibrio emocional puede no ser siempre una tarea fácil, porque la sociedad es altamente competitiva, lo que puede causar un gran desgaste psicológico. Además, los cambios producidos en los últimos lustros (como la presencia de nuevas tecnologías en nuestras vidas) no ayudan a vivir y disfrutar del momento presente, ni ayudan a encontrarnos con nosotros mismos. Siempre estamos pendientes de ser lo que los demás quieran que seamos. Esto perjudica el bienestar mental y, por tanto, el bienestar físico y social.
Encontrarse con uno mismo es una prioridad para el equilibrio emocional, y en muchas ocasiones esto requiere voluntad. Además, para mantener el equilibrio emocional es positivo adoptar una serie de hábitos que te permitan estar conectado contigo mismo. Cuando te tomas tu tiempo para sanear tu espacio mental, evitas la fatiga emocional.
Estos hábitos te ayudan a estar en armonía con tu interior y con tu entorno.
Cuando el cuerpo y la mente trabajan juntos para crear un entorno sano, se construye un ambiente propicio para mantener el equilibrio emocional, es decir, que se produce un balance emocional y mental, lo cual te hace más fuerte. Cuando cambias tu mente y tu manera de hacer las cosas, cambias tu mundo. Para mantener el equilibrio emocional, puedes adoptar estos hábitos.
- Cuerpo sano para tener una mente sana
Es necesario que cuides tu cuerpo para que tu mente también esté sana. El ejercicio regular y la dieta equilibrada van a influir positivamente a tu estado anímico y a tu nivel de energía. Deberías consumir poco alcohol y no fumar. La vida sana siempre tiene premio. - Tómate un tiempo para reflexionar
Tomarte unos minutos al día para reflexionar puede ser bueno para ayudarte a minimizar los problemas que pueden surgir en tu vida. Para ello, puedes realizar ejercicios de meditación o simplemente tomarte unos minutos antes de acostarte para repasar cómo te ha ido la jornada. - Conecta con la naturaleza
Vivir en una gran ciudad puede causar estrés y puede provocar fatiga emocional. Si es posible, entra en contacto con la naturaleza siempre que puedas. Pasear por la playa o por un parque grande pueden ayudarte a sintonizar tu propio mundo interior con el mundo exterior. - Respira
Realizar ejercicios que trabajan la respiración, como los de yoga o Mindfulness pueden guiarte hacia la sabiduría interna, oxigenarte, y proporcionarte un mayor bienestar. Intenta trabajar esta faceta regularmente y serás recompensado con una gran calma y un mayor insight. - Exprésate
Encuentra una vía de escape creativa y practícala. Algunas personas pueden encontrar que pintar es lo que les mantiene emocionalmente equilibrados. No es necesario que tengas talento, el proceso de catarsis emocional es la auténtica obra de arte (¿conoces la arteterapia?). - Identifica y conserva las relaciones sanas
Para mantener un entorno sano, lejos de malas vibraciones, es necesario que identifiques y reconozcas a las personas que te ayudan a crecer, y aquellas que no. Aparta de tu vida a las relaciones tóxicas. - Observa tus palabras
Esto puede ser complicado. Es habitual que discutamos con gente, es parte de la vida. Pero sé consciente de cómo haces esto. En las situaciones complicadas, mejor que te des un tiempo para respirar y volver al presente. Si has de decir algo, que no sea en caliente. Siempre piensa en la regla de oro: no le hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. - Márcate intenciones
Cada día es un día más en nuestra evolución. Para que la evolución sea positiva, identifica de manera consciente el camino que quieres seguir. Busca un propósito en la vida y observa si tus acciones van en esa dirección. Identifica las intenciones de manera diaria para dirigir el poder de la mente. - Aprende a focalizar tu atención
Relájate. Estabiliza tu conciencia en el momento presente. Reconoce la claridad del momento consciente. Repite una y otra vez. El Mindfulness es una buena manera de hacerlo. - Practica la gratitud y la compasión
Esto parece fácil pero no lo es. No importan los problemas porque siempre hay algo por lo que puedes estar agradecido, aunque simplemente sea: poder caminar, comer o vivir. Esto no quiere decir que no haya que luchar por vivir mejor, pero hemos de ser conscientes que el solo hecho de estar vivos ya es un motivo de alegría.
Además, la actitud con la que afrontas la vida va a determinar tu equilibrio emocional. Por complicado que parezca a veces, debes practicar la compasión hacia ti mismo en vez de ser tan exigente.
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