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Cómo saber si tiene un problema de salud mental

Comprender lo que se considera salud mental “normal” puede ser difícil.

Cuándo el nerviosismo se convierte en fobia? ¿Cuándo la tristeza se convierte en depresión, que es una afección grave? Un profesional de salud mental puede ayudarte a conocer si tienes una afección de salud mental. De ser así, el tratamiento puede ayudarte a sentirte mejor. Las personas sí pueden recuperarse de las afecciones de salud mental.

Si estás experimentando un cambio en tus pensamientos, tus conductas o tu estado de ánimo que interfiere en tu trabajo o relaciones por más de 2 semanas, es posible que tengas una afección de salud mental. Puede ser difícil saber si tienes una afección de salud mental si te sientes triste, ansiosa o tienes otras emociones intensas la mayor parte del tiempo. Muchas afecciones de salud mental aparecen a una edad temprana, por lo general antes de los 25 años.

Los síntomas de una afección de salud mental pueden incluir ansiedad extrema la mayor parte del tiempo, sentimientos de desesperanza sobre todo, o bien abuso de alcohol o drogas.

Si tienes dudas sobre tu salud mental, habla con tu médico o enfermera, un profesional de salud mental o un ser querido para buscar ayuda. Si tienes seguro de salud, este tipo de atención médica puede estar denominada como “salud conductual” por tu plan de seguros. Muchos planes de seguro denominan “servicios de abuso de sustancias” a los problemas con el consumo de drogas o alcohol.

Muchas afecciones de salud mental son problemas médicos y pueden tener un gran efecto en tu vida como problemas físicos. Los investigadores saben que el cerebro de las personas con afecciones de salud mental trabaja de forma distinta a los demás. Algunas afecciones de salud mental se relacionan con mayores o menores niveles de ciertos químicos en el cerebro. Los eventos como la violencia, el abuso y otras experiencias traumáticas pueden empeorar las afecciones de salud mental o dificultar su control.

Es posible que muchas personas con afecciones de salud mental estén avergonzadas de hablar con un consejero, médico o enfermera sobre la salud mental o piensen que es un signo de debilidad. Sin embargo, las afecciones de salud mental son problemas de salud al igual que las enfermedades físicas, y buscar ayuda cuando la necesitas en realidad es un signo de fortaleza. Si te preocupa tu salud mental, no dudes en hablar con alguien o buscar ayuda.

Habla con un profesional de salud mental si experimentas:

  • Falta de interés en las cosas que solías disfrutar
  • Ataques de llanto
  • Falta de motivación
  • Incapacidad para concentrarte
  • Cambios importantes en tu alimentación o patrones de sueño
  • Incapacidad para lidiar con los problemas o las actividades diarias
  • Más ansiedad de lo normal por eventos o situaciones
  • Sentimientos de desesperanza
  • Cambios repentinos en tu personalidad, sin motivo aparente
  • Incapacidad para dejar de pensar en ciertas ideas o recuerdos
  • Tristeza por más de 2 semanas
  • Pensamientos sobre el suicidio (llama al 911 si estás en peligro inmediato)
  • Abuso de alcohol o drogas, o uso ilegal de medicamentos recetados
  • Cambios de humor extremos
  • Conducta violenta, o bien mucho odio u hostilidad
  • Escuchar voces o ver cosas que otras personas no oyen o ven

El tratamiento para una afección de salud mental depende de la afección específica y qué tan grave sea. Tu médico, enfermera o terapeuta puede recetarte medicamentos, o es posible que tu médico o enfermera te deriven a una terapia; también pueden ocurrir ambas opciones. En casos muy raros pero graves cuando tu vida corre peligro, como un intento de suicidio, es posible que necesites quedarte en un hospital u otro centro de tratamientos.

También existen distintos tipos de terapia para los distintos tipos de afecciones de salud mental. Por ejemplo, las fobias (miedos a cosas o situaciones específicas que hacen que la persona evite actividades diarias) se tratan de forma diferente a la depresión. Ciertos tipos de terapia pueden enseñarte habilidades para pensar o actuar de modo diferente.

Otros tipos de apoyo que pueden ayudarte incluyen crear habilidades para la vida (como encontrar un trabajo o lugar donde vivir), aprender cómo controlar tus pensamientos, comer alimentos saludables y ejercitarte, encontrar una nueva comunidad (como un lugar de culto o un grupo de aficiones) y unirte a grupos de apoyo.

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