Los fármacos que inducen a la anestesia general activan circuitos cerebrales que operan durante el sueño
Científicos de la Duke University en Durham, Carolina del Norte descubrieron células en el hipotálamo; las cuales son en mayor parte células neuroendocrinas que se sientan en o cerca del núcleo supraóptico; además son persistentes y se activan por anestésicos generales.
Las células neuroendocrinas son células que, del mismo modo que las neuronas o células nerviosas, reciben señales del sistema nervioso, excepto que responden al producir o liberar hormonas.
Los expertos indican que casi todos los órganos del cuerpo contienen células neuroendocrinas y las hormonas que liberan controlan sus funciones. El papel que desempeñan es vital en el control de los estados que afectan al cerebro.
El remedio para el dolor
La anestesia es un medicamento utilizado en las cirugías para disminuir o evitar el dolor en pacientes.
Existe la anestesia local, que se administra en una parte del cuerpo mientras la persona está despierta; la regional, encargada de bloquear el dolor en un área específica; y la general, que pone a los individuos en un sueño profundo.
El primer procedimiento donde se usó anestesia se realizó en 1846 por un dentista; desde entonces aparecieron otros fármacos anestésicos generales. Sin embargo, hasta ahora no quedaba claro cómo esas sustancias llevan a la pérdida de conciencia; tampoco se sabe si los fármacos anestésicos y el sueño comparten alguna vía neural.
Durante años, se pensó que la anestesia general inhibía la actividad cerebral hasta el punto de dejar a la persona sin movimiento ni la capacidad de sentir dolor. En tiempos más recientes, los especialistas han notado que ciertos circuitos cerebrales son muy activos durante el sueño y que, de esa misma forma, podría funcionar la anestesia.
Hormonas que se encienden y apagan
Las reciente investigación demostró que los circuitos cerebrales están activos durante el sueño. Ayudan a las personas a consolidar la información adquirida durante la vigilia; así como a aprender nueva información.
A partir de esa información, el equipo se preguntó si los anestésicos hacen algo más que inhibir la actividad cerebral; es decir, si activan otros circuitos.
Para dar respuesta, aplicaron anestesia general a ratones. Etiquetaron los medicamentos con marcadores moleculares para rastrear sus destinos en los cerebros de los ratones.
El destino más común resultó ser el núcleo supraóptico. En esa región, las células neuroendocrinas liberan hormonas como la vasopresina que, entre otras funciones, regulan la presión arterial.
Posteriormente llevaron a cabo experimentos adicionales con técnicas químicas y ópticas avanzadas para activar y desactivar el grupo de células neuroendocrinas.
Ese encendido provocó que los ratones dejaran de moverse y cayeran en un sueño profundo de ondas lentas. Por el contrario, al apagar las células, los roedores no durmieron.
Cuando llevaron a cabo pruebas similares en ratones bajo anestesia general, el equipo descubrió que la activación previa de las células neuroendocrinas hacía que la anestesia durara más tiempo.
De acuerdo con los investigadores, si se encuentran formas de manipular el circuito neural al apuntar a hormonas o péptidos pequeños, entonces se podrían desarrollar mejores medicamentos para inducir al sueño con menos reacciones adversas.
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